Artículo titulado “Desarrollo del Sistema de Faros en Puerto Rico” por F. P. Dillon, Superintendente del 9o Distrito de Faros, publicado en la edición número 28 de la Revista de Obras Públicas de Puerto Rico en abril 1926.

A continuación compartimos con nuestros lectores copia de este artículo:

 

Reproducimos a continuación el texto del artículo para facilitar su lectura:

Desarrollo del Sistema de Faros en Puerto Rico

Por F. P. Dillon
Superintendente del 9o Distrito de Faros

En un artículo que publicamos en Marzo de 1924, en esta Revista, acerca del Servicio de Faros en Puerto Rico, explicamos la organización general y el objeto de este Servicio en conjunto, al mismo tiempo que dimos a conocer la organización del 9o Distrito de Faros que comprende a Puerto Rico, Vieques, la isla de Mona, y las islas adyacentes que pertenecen a los Estados Unidos, San Thomas y Santa Cruz de las Islas Vírgenes, la isla de Navassa en el Paso de Barlovento, la Bahía de Guantánamo, en Cuba, y algunas islas pequeñas cerca del Canal de Panamá.

Los faros situados en lugares prominentes de las costas de Puerto Rico y en las islas próximas a la costa, así como los terrenos anexos a ellos, fueron adquiridos, como todos saben, por los Estados Unidos en 1898, como resultado de la guerra Hispano-Americana, pasando los títulos de propiedad al Gobierno de los Estados Unidos por el tratado de París. Con arreglo al tratado el Gobierno pagó por la propiedad de los faros las siguientes cantidades:

Faro de las Cabezas de San Juan 16.300
” de Arecibo 27.219
” de Punta Borinquen 30.870
” de Punta Jigüero 12.361
” de Cabo Rojo 31.500
” de Guánica 14.900
” de la Isla de Cardona 11.760
” de la Isla de Caja de Muertos 39.412
” de Punta Figuras 18.300
” de Punta Tuna 26.500
” de Punta Mulas (isla de Vieques) 14.500
” de Puerto Ferro (Vieques) 20.000
” de la isla de Culebrita 39.000
Pesos 302.622

Las cantidades pagadas por los faros fueron muy liberales aún teniendo en cuenta el valor actual de la propiedad real.

Faro de Punta Borinquen construido por el Gobierno Español

La experiencia ha demostrado que el concepto que tenían los ingenieros españoles de los faros era muy previsor y liberal. Sólo en tres ocasiones desde la adquisición de estas propiedades ha sido preciso cambiar el emplazamiento de un faro o añadir un nuevo faro:

  1. Después del temblor de 1918 que destruyó el faro de Punta Borinquen, cerca de Aguadilla, se reconstruyó en un lugar próximo más elevado y prominente.
  2. Una nueva estación de alumbrado se construyó en isla de Cabras para facilitar el paso de los barcos por el canal que separa la costa este de la isla, de la isla de Vieques.
  3. Hay al presento una necesidad evidente de trasladar el faro de Puerto Ferro a un lugar más estratégico en Puerto Real, en la isla de Vieques.

La actitud generosa de las autoridades españolas con los torreros de faros y el puesto elevado que les dieron, ha sido causa de grandes molestias al pasar los torreros al servicio de los Estados Unidos. Estas dificultades se deben enteramente a la diferencia de costumbres entre los dos países. Los torreros de faros bajo el Gobierno español formaban un cuerpo a las órdenes de los Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en el cual se entraba previo examen y oposición, con un escalafón en el cual se ascendía por antigüedad y méritos, lo cual determinaba el respeto y consideración que se guardaba a los que formaban parte de él.

Los Torreros en los Estados son elegidos del registro del Servicio Civil no clasificado no exigiéndoles examen alguno para demostrar conocimientos. Este personal es elegido teniendo solo en cuenta sus aptitudes físicas y su habilidad en ciertos oficios mecánicos, incluyendo la práctica en el manejo de un bote, la pintura y otros oficios Esto presupone que los hombres elegidos están obligados a realizar por sí mismos y no por un auxiliar los trabajos manuales es requeridos en los faros. Las mismas reglas y método de selección han sido aplicadas a Puerto Rico. ¿Pero como ha resultado este método de selección?

Los salarios son mejores que bajo el Gobierno Español. Hay aún hoy una rebelión tácita de parte de los torreros opuestos a ejecutar personalmente los trabajos manuales en los faros. Aunque ellos conocen los reglamentos vigentes en el servicio de faros, es fácil ver que la mayor parte del trabajo en los faros está ejecutado clandestinamente por un peón pagado por el torrero. El resultado del trabajo puede parecer el mismo; pero en ciertos momentos importantes, cuando se trata de echar a tierra una carga, si el peón está ausente y el torrero presente, con su hermoso uniforme blanco sin una mancha, la ayuda del torrero en la descarga no se hace efectiva. En los Estados Unidos el torrero en estas ocasiones se pone su traje de trabajo, sabiendo que se espera de él haga la parte qué le corresponde en este trabajo pesado y poco limpio. Las costumbres del país parece han de decidir en contra de esta terrible calamidad en Puerto Rico.

Faro de Arecibo construido por el Gobierno Español

Mientras en los Estados Unidos el puesto de torrero es solicitado únicamente por las clases trabajadoras dedicadas a los trabajos marítimos; en Puerto Rico cualquier puesto puede fácilmente ser cubierto, y tal vez debiera hacerse así, por un graduado de colegio, al menos por un joven con el diploma de alta escuela. Dadas las condiciones de vida que aquí prevalecen, el servicio sería grandemente mejorado por la selección del personal de un registro en el cual figuren personas instruidas, dando la preferencia a los que tengan experiencia en trabajos manuales. El candidato elegido tendría siempre su peón para ayudarle.

Los faros mencionados antes, adquiridos por el Gobierno de los Estados Unidos, estaban provistos de casas de apariencia importante construidas por el Gobierno Español del modo muy general en la isla, de mampostería y ladrilla con azotea de ladrillos sostenidas por vigas de ausubo y alfajías. En cada una hay una oficina y un almacén. Todas están provistas de aljibes de amplia capacidad, recogiéndose el agua de las azoteas. Estas casas son del mejor tipo de construcción que había en la fecha en que fueron construidas y ofrecen al torrero una casa muy cómoda y atractiva, pero tienen un gran defecto que ha sido remediado en las estructuras modernas, y es que son muy susceptibles de daño y aún destrucción en los temblores de tierra cuyas vibraciones se sienten con frecuencia en la isla. Las casas y las torres de hormigón armado como las construidas ahora en los faros de Punta Borinquen y Punta Jiguero indudablemente resistirán esta acción mucho mejor que las antiguas construcciones de mampostería. El antiguo faro Español de Puerto Ferro, en la isla de Vieques, ha sido agrietado repetidas veces y al presente es peligroso habitarlo. El torrero informa frecuentes temblores que hacen caer los ladrillos de cornisas y dinteles.

El trabajo del Distrito de Puerto Rico, fuera de dos o tres obras mayores de construcción para reemplazar casas y establecimientos de ayuda a la navegación, es principalmente un trabajo de conservación y de estudio intenso para mejorar, economizar y remediar las condiciones existentes a fin de obtener mejores resultados, dentro de los límites estrechos de un presupuesto prácticamente fijo.

Faro de la isla de Cardona construido por el Gobierno Español

Tan pronto se recibieron los faros de manos del Gobierno Español inmediatamente se dieron los pasos necesarios para aumentar el poder iluminante de las luces. Esto se hizo instalando en lugar de las lámparas de mechero que queman aceite, lámparas de kerosina vaporizada que emplean el aceite bajo presión quemado en un quemador, semejante al conocido generalmente con el nombre de quemador de gas Welbach, que es realmente un sistema admirablemente simpe y efectivo. Por este cambio el consumo de aceite ha disminuido grandemente y la iluminación ha aumentado en muchos casos muchos cientos por ciento. En efecto el aparato usado es tan sencillo y efectivo que en cerca de 20 años de uso, probado como el servicio de faros puede, solo ocasionalmente se ha presentado algo mejor y esto en casi todos los casos a un costo muy crecido. La mente de los ingenieros de faros se vuelve naturalmente hacia la luz eléctrica como el iluminante lógico de los faros. En el aislamiento de los faros la luz eléctrica, aunque intrínsicamente más brillante, es muy costosa. Muchas de las lentes costosas en uso en los faros Habiendo sido construidas para lámparas de aceite no pueden económicamente adaptarse a las lámparas eléctricas. Indudablemente la instalación de faros iluminados eléctricamente a una alta potencia es lo que naturalmente procede. Un número de faros de esta clase han sido instalados en Francia sin tener en cuenta el gasto. Difiriendo de Francia en este respecto el Servicio de Faros de los Estados Unidos es muy lento en adoptar esta luz sin estar seguro de la necesidad económica de la misma. En Puerto Rico se han hecho estudios para realizar este fin. Algunos bellos problemas de óptica se han presentado en este estudio. Las instalaciones más grandes de los faros no pueden hacerse automáticas ventajosamente. Esto es especialmente cierto en los Estados Unidos y en sus posesiones desde el establecimiento en muchos faros de las señales por radio que son realmente una ayuda admirable a la navegación.

En las luces secundarias y menores de los faros y de las boyas el gas acetileno reina supremo como iluminante. Mientras el aparato empleado es notable por su seguridad y por su larga vida, el cuidado y conservación es comparativamente sencillo. Las siguientes luces automáticas que usan acetileno comprimido en tanques han sido instaladas en las aguas de Puerto Rico en los últimos cinco años:

  • LUCES EN TIERRA
  • Luz de las Cucarachas.
  • Luz Cabeza de Perro.
  • Luz en el Puerto de Jobo.
  • Faro de Punta Figura.
  • Faro de la Isla de Cardona
  • Faro de Guánica.
  • Faro de Punta Muías.
  • LUCES EN BOYAS
  • Boya 1 de gas en Cabeza de Perro.
  • Boya 3 de gas en Punta Arena.
  • Boya 3 de gas en el Bajo de Santa Elena.
  • Boya de gas 1 A. en el arrecife de Turmalina.
  • Boya 1 de gas en el bajo Gallardo.
  • Boya 2 de gas en Manchas Grandes.
  • Boya 1 de gas Entrada.
  • Boya de gas en la roca Escorpión.
  • Boya 18 de luz en el bajo Punta Larga.
  • Boya 5 de gas en el bajo Afuera.
  • Boya 2 de gas María Langa.
  • Boya 1 de gas bajo del Puerto de Arroyo.

Para el trabajo de instalación se han empleado expertos mecánicos de gran habilidad; pero después de instilados los aparatos cualquier persona de mediana inteligencia puede ser enseñada y adquirir la práctica necesaria para cuidar de ellos.

Faro de Caja de Muertos construido por el Gobierno Español

En la lista de luces anterior, todas son de las que se designan técnicamente de sexto orden o por debajo de él, es decir que el diámetro del círculo inscrito en la lente, que recoge los rayos luminosos es de 200 a 300 milímetros. En cinco de estos emplazamientos de luces había empleados para atender a las luces de aceite y cuyos servicios desde entonces no han sido necesarios. En todos los casos el poder iluminante de las luces ha aumentado debido al cambio del aceite por el acetileno, se han instalado luces de destellos que son mucho más efectivas desde el punto de vista del marino, y con la economía obtenida en el funcionamiento de las luces el Servicio de Faros ha pagado completamente el costo de cada instalación en tres o cuatro años.

Una descripción un poco más técnica de la instalación típica de acetileno será tal vez de interés, en este lugar. Cuatro acumuladores de acetileno del tipo comercial ordinario se emplean en la estación montados en una sólida armadura. Los acumuladores que generalmente se usan son propiedad del servicio. Contienen 180 pies cúbicos de gas acetileno comprimido y son cargados en los Estados Unidos. Si todos los consumidores de gas acetileno en Puerto Rico, tales como las fundiciones, las centrales, los ferro-carriles y el Gobierno se unieran para comprar su gas acetileno de una planta de cargar acumuladores que se instalara en Puerto Rico, podría obtenerse una buena economía en los gastos de- transporte y un servicio más rápido.

Los cilindros de acero para acumular el gas se llenan permanentemente con una masa inerte de carbón y asbestos de gran porosidad, 85 por ciento aproximadamente. Los poros de esta masa, se llenan con el líquido acetona que es un solvente del gas acetileno de gran avidez, teniendo la propiedad de disolver como 17 veces su propio volumen del gas. El gas si se somete a presión directamente sin estar extremadamente dividido es muy explosivo, pero en la forma descrita, es perfectamente seguro, lo cual es un ejemplo notable de como el conocimiento práctico de la química sirve a los fines de la humanidad.

Faro de Culebrita construido por el Gobierno Español

Uniendo los cuatro cilindros en un grupo, el volumen combinado del gas es enviado al aparato de luz por medio de un tubo de acero de un cuarto de pulgada de diámetro exterior, recubierto de cobre. La cubierta exterior de cobre es necesaria en los tubos para impedir la corrosión; y el acero debe usarse en el interior del tubo por el hecho de que el gas acetileno se combina químicamente con el cobre y sus aleaciones para formar una sal muy explosiva, por eso todos los tubos y las partes metálicas de los aparatos de luz en contacto con el acetileno deben ser de acero.

El gas entra en un depósito pequeño de 6 pulgadas de diámetro y 4 pulgadas de alto, conocido con el nombre de aparato de destello, el cual tiene dos cámaras. La cámara inferior reduce el gas de su presión variable de 300 a 10 libras, a una presión constante igual a 5 pulgadas de agua. Esto se hace por medio de un diafragma de cuero que hace actuar unas palancas que abren y cierran la llave del gas. El gas pasa a la cámara superior que tiene un diafragma similar y palancas que mueven la llave de entrada del gas admitiendo una cierta cantidad fija que depende del ajuste de los tornillos exteriores. Estos tornillos determinan el período dé destello de la luz. Un gran número de períodos diferentes de destellos pueden obtenerse de un solo aparato. En general sin embargo, se elige un período de un décimo de segundo, por ejemplo, una luz que arde 3|10 de segundo, se extingue 2 7|10 de segundo, dá una luz distinta y repentina, y cuatro cilindros de 180 pies cúbicos duran por lo menos ocho meses sin necesidad de volverlos a cargar. Una pequeña luz piloto de llama azul, invisible, que consume la cantidad insignificante de 1|75 pié cúbico de gas por hora, enciende la luz de destellos.

Todavía se puede obtener una economía del 40 por ciento del gas con el uso de la válvula de Sol: el gas de la cámara reguladora pasa por una válvula, la válvula de sol, que solo se abre por la ausencia de los rayos de luz del Sol. En los días nublados y durante la noche la válvula de sol permite al gas pasar a la cámara de destellos. El aparato de destellos suple el gas a un quemador de llama plana, graduado de acuerde con la instalación de 1|2 a 1|4 de pié cúbico por hora. La luz del gas acetileno es de gran brillo. Los ingenieros de faros suecos hacen uso de esta circunstancia en aparatos muy costosos que queman gas acetileno mezclado con aire en un quemador. La gran potencia iluminante que así se obtiene excede al aceite vaporizado y rivaliza con la luz eléctrica.

6 acumuladores de 180 piés cúbicos (2 de reserva).
a $120 $ 480.00
Tubería, accesorios, armadura 50.00
Aparato de destellos y regulador 200.00
Válvula de Sol y tubería 200.00
Instalación 50.00
$ 980.00
Gas consumido al año:
6 cilindros a $3.00 18.00
Flete de 6 cilindros a $2.00 12.00
$ 1010.00

En este artículo hemos tratado de un modo general de los dos progresos principales realizados en los iluminantes empleados por el Servicio de Faros de Puerto Rico, a saber, el uso de lámparas de vapor de aceite incandescente para las estaciones principales de luz y las luces automáticas de acetileno para las estaciones menores. Hay un constante temor y miedo, de parte de los torreros en servicio, de que el advenimiento de los aparatos automáticos los privará pronto de sus puestos después de haber empleado los mejores años de su vida en el servicio del Gobierno. La experiencia ha demostrado que los aparatos automáticos requieren un personal adicional muy bien instruido y práctico y en lo que a este distrito se refiere en las cuatro estaciones de luz en que los servicios de los torreros no han sido ya necesarios, han sido trasladados a otros puestos, no habiendo quedado ninguno cesante por el establecimiento de las luces automáticas.

En varios modos el trabajo en el servicio de faros en Puerto Rico es en sí mismo muy sencillo comparado con el de los Estados Unidos. El fantasma temido de los marinos es la niebla que no existe en Puerto Rico. Esto elimina del trabajo la conservación de loe numerosos y complicados aparatos de señales de niebla tan importantes en ciertas aguas. También la ausencia del hielo en las aguas navegables es una bendición no apreciada aquí.

El uso de las antenas de radio en los faros tarde o temprano será exigido aún en Puerto Rico aunque en este clima no hay nieblas ni lluvia menuda que oscurezca la atmósfera y confunda al navegante. Las antenas de radio en las nieblas actúan exactamente como el faro en tiempo despejado. Las señales de radio penetran la niebla y los capitanes, de barcos equipados con el compás de radio que marca la dirección de la onda, pueden orientarse en la dirección de las antenas. Tomando la dirección de dos estaciones fijas durante una neblina el capitán obtiene por intersección en su carta de navegar la situación exacta de su barco. Y tomando la dirección de una tercera antena fija comprueba su trabajo sin sombra alguna de duda. Ese es el más grande éxito de la navegación en este siglo. Con una antena de radio en San Juan un barco a 100 millas de distancia puede determinar la dirección de este puerto correctamente en un tiempo nublado, cuando el capitán no podría de otro modo determinar su situación por la observación del sol.

Este progreso está enteramente en manos de las Compañías de navegación y se realizara cuando ellos quieran dotar sus barcos con compases de radio a un gasto comparativamente moderado.

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Fuente: Colección Puertorriqueña UPR RP